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¿Qué es la estimulación cognitiva? ¿para qué sirve? y qué tiene que ver con la recuperación en una persona que consume drogas.
Es necesario entender que nuestra conducta, emoción y pensamiento (en todos sus niveles), es el órgano principal y del cual depende, no sólo quiénes somos, si no también nuestro porvenir, dado que no es lo mismo, llevar nuestra vida cotidiana con un cerebro a la mitad de sus capacidades producto de las diversas formas de daño, que uno con todas sus capacidades, con la posibilidad de entender y poner en práctica todo lo que se aprende en un tratamiento, así como ver el resultado de ello y mejorarlo o continuar por el mismo camino.
Es decir, si nuestra mente es como una computadora con la que a menudo procesamos información y elaboramos tareas, no es lo mismo, recibir un correo electrónico, en un ordenador dañado, que con uno nuevo y en óptimas condiciones . Imaginemos por momentos las implicaciones que esto tendría, desde mal interpretaciones, olvidos importantes de información, mal entendimiento en l as intenciones de otros, elaboración de muy pocas respuestas para solucionar problemas, creando conflictos no sólo consigo mismo, sino también con todos aquellos que nos rodean. Si una persona recibe cualquier tipo de ayuda, desde médico psiquiátrica, hasta psicológica, no es lo mismo recibirla en las condiciones de un computador dañado que en las de uno en pleno estado de recibir, procesar, guardar y hasta reproducir la información aplicándola de manera eficiente en la vida diaria. Es este uno de los factores principales (que no siendo detectado) sabotea el efecto de la psicoterapia en todos sus niveles.
Es muy sabido en la literatura neuropsicológico científica, muchos de los daños ocasionados por consumo de sustancias, además de destacar los de la memoria de trabajo auditiva, fonológica, así como la flexibilidad mental, enumerando otras que son una realidad palpable a la hora de observarlos sutilmente en las actividades diarias o por la exploración de un profesional.
Es verdad que no todos los efectos negativos de las drogas son tan evidentes, ni tan marcados como para pensar que un individuo, familiar nuestro o nosotros mismos padecemos o padecen secuela alguna, sin embargo, ahí están como simple efecto de las descompensaciones dopaminérgicas, irritación cortical, entre otras tantas y que tienen implicaciones en la conducta y desempeño más sutiles de lo que parecen. Nosotros o algunos de los que nos rodean podemos o pueden distinguir, a menos que no sea por efecto de algún otro factor, cualquiera de las conductas siguientes:
Por principio de cuentas, la estimulación cognitiva, si bien es cierto que no sola es decisiva, se ha descubierto, desde hace ya tiempo en diversas investigaciones, como una de las principales actividades que rehabilita algunas áreas afectadas en el consumo de sustancias adictivas. Su principal objetivo es fungir como herramienta para que el tratamiento, tenga la mayor efectividad posible, además del restablecimiento parcial o total de algunas de las funciones ejecutivas (habilidades y herramientas del lóbulo prefrontal que juegan un rol importante en la cognición) siendo necesarias para elaborar cualquiera de las actividades de nuestra vida diaria.
Es por eso necesario tomar en cuenta que un proceso terapéutico también implementa planes de estimulación cognitiva para mermar el efecto negativo del consumo, que si bien no se va sólo con la abstinencia (dependiendo el grado de consumo y sustancia) tiene como propósito reparar algunos de los daños efectuados a nuestro “ordenador” del ejemplo anterior con el que estaremos el resto de nuestra vida. Las ventajas que nos ofrecen los descubrimientos ya no tan recientes, es que las neuronas (células del cerebro) sí se regeneran, al menos en ciertas partes del cerebro a travez de la estimulación de habilidades que requieren actividades involucrando áreas afectadas antes mencionadas. El pensamiento lateral, a travez de la neuroplasticidad es una realidad de la que hoy podemos servirnos con algunos de los muchos programas de actividades, especialmente diseñados para estabilizar y regenerar algunas funciones dañadas en el consumo de sustancias adictivas. Pudiendo, además prevenir o atenuar la futura presencia de alguna demencia o trastorno orgánico que tienden a presentarse con la edad y con mayor probabilidad cuando las personas no tienen hábitos sanos que preserven su salud mental y física.